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  • Foto del escritorFrancisco Javier Moñino Gómez

La Tierra Media: Sombras de Guerra

Habrá quien me diga que llego a tarde para realizar la revisión de este videojuego, en concreto tres años tardes pues su lanzamiento fue en 2017. Y en parte no le faltará razón. En la sociedad actual que vivimos, en la que todo es aquí y ahora, parece que no hay tiempo para echar la vista atrás y hacer un pequeño repaso de películas, libros, series o videojuegos que hemos disfrutado en el pasado. Por fortuna, este blog es un espacio libre de todas las modas, concebido para que su autor vaya dejando sus ideas conforme le apetezca. Un rincón al que sus visitantes van llegando poco a poco y a cuentagotas, interesados por lo que pudiera escribir en su momento sobre cualquiera de las temáticas que voy abordando. Claro que trato asuntos actuales, ahí están los posts que vamos lanzando cada semana sobre los capítulos de The Mandalorian. Pero ya advertí en su momento que irían llegando posts de otro tipo sobre otros asuntos que no serían actuales pero que pienso que puede merecer la pena tratar más en profundidad. Este post es un ejemplo de ello.



La Tierra Media: Sombras de Guerra llegó tras el sorprendente éxito de su primera entrega (Sombras de Mordor). Todavía recuerdo el lanzamiento de aquel título que me pilló totalmente desprevenido. Siendo como soy seguidor de Tolkien y jugador habitual de videojuegos me resultó muy extraño que se me escapara un estreno para un juego de PlayStation 4 con un título tan sugerente y atractivo. Las críticas del videojuego además eran muy positivas y, tal y como comprobé más tarde, su gran punto flojo le impidió ser un videojuego Triple A. ¿Y cuál era ese problema? Pues uno muy importante cuando hablamos de un juego de estas características: era terriblemente repetitivo. Tras perder el enganche final con la historia y el personaje, poco a poco ibas perdiendo el interés hasta que al final o lo abandonabas o lo terminabas sólo por el empeño de no dejarlo a medias.

Su secuela, que es lo que analizamos aquí, llegó con el objetivo de potenciar aquellos aspectos más brillantes del antecesor y, sobre todo, con la misión de eliminar el gran error de la primera entrega. ¿Y lo consiguió? Yo creo que sí.

Para el que no sepa de qué va la historia, le pongo un poco en situación. Y a partir de aquí empiezo con los 'spoliers'.



Nuestro personaje es Talion, un hombre que busca venganza tras haber perdido a su familia y que ha sobrevivido gracias a la milagrosa aparición del espíritu de Celebrimbor, el elfo que forjó los Anillos de Poder en la Segunda Edad y que busca vengarse de Sauron erigiéndose como el Señor de la Luz. En un giro inesperado de los acontecimientos y de forma totalmente contraria al canon de JRR Tolkien, Talion y Celebrimbor colaboran también con Ella-Laraña, que, según se nos contará, fue una hermosa mujer traicionada por Sauron y transformada en la bestia que todos conocimos en los libros y que protegía el paso de Cirith-Ungol. Un batiburrillo sin sentido capaz de volver loco a cualquier persona que conozca bien la materia y que sea de perfil ortodoxo con estos asuntos.

No acaba ahí la historia. Nuestro personaje convive en su cuerpo con Celebrimbor por lo que adquiere determinados poderes espectrales que le hacen ser muy poderoso desde el comienzo del juego. Subimos torres enormes con mucha facilidad, nos desplazamos por el mapa con una velocidad pasmosa y derrotamos a hordas de orcos repartiendo estopa a la velocidad del rayo. Eso sí, a veces incluso perdemos el control del propio personaje porque se nos lía de tal manera que puede estar en un punto ejecutando a un orco y acto seguido desplazarse 15 metros para asestar un golpe brutal a uno que pasaba por ahí.



Además, y para mayor disfrute de los que gozan destrozando enemigos en todas las refriegas, nuestro Talion va adquiriendo puntos de habilidad conforme sube de nivel que puede aplicar a cualquiera de las características que quiera potenciar. Llega un momento en el que, al tenerlo casi todo al máximo, nuestro personaje es una máquina casi indestructible para la que sólo suponen un desafío los Nâzgul, el propio Sauron y algunos de los capitanes orcos de mayor nivel.

Siguiendo con el destrozo del canon, Talion porta un Anillo de la Luz que es el antagonista del Anillo Único del Señor Oscuro. El objetivo de Celebrimbor es derrocar a Sauron y convertirse en señor de Mordor y Talion es para él un mero instrumento para conseguirlo. El caso es que en nuestra aventura, el elfo realmente es un aliado hasta el final justo antes de que nos traicione, y nos tenemos que dedicar a ir realizando las misiones principales que nos proponen y conquistar las diferentes fortalezas de Mordor.

Todo es un camino para que nuestro personaje desarrolle sus poderes antes del asalto final a la fortaleza de Sauron. Lo mejor, en este caso, es el propio camino. Las misiones que se nos proponen mantienen un ajustado nivel de dificultad y de espectacularidad de forma que puede disfrutar al mismo tiempo que mantienes la concentración. Me gustaron especialmente las fases en las que había que eliminar a un balrog. La ejecución de la bestia de sombra y fuego es bastante consistente y el resultado queda genial en la pantalla.

Pero, si por algo ha marcado la diferencia este Sombras de Guerra y se ha convertido en un producto duradero que ha gustado tanto al público es por el sistema Némesis. Por un lado ya es llamativo que a partir de un punto determinado del juego podamos someter a los orcos y, en lugar de matarlos, convertirlos en aliados. Esto es especialmente valioso con los capitanes ya que necesitaremos ejércitos bien nutridos de ellos para tomar las fortalezas, especialmente en las fases finales del juego. Pero está especialmente conseguido el hecho de que el juego tiene memoria y sus personajes también.



Si un capitán orco te derrota, además de subir de nivel y de reírse sobre tu cadáver, en vuestro próximo encuentro te recordara tu humillante derrota. Está conseguido hasta extremo este punto que hay veces en las que nos olvidamos por completo de las misiones para ir a buscar a ese orco parlanchín que nos ha matado dos veces seguidas y que encima se ha cachondeado de nosotros. Pero cuidado porque cada vez que te mata sube de nivel y puede ser la pescadilla que se muerde la cola ya que llega el punto en el que ha subido tanto que es tan poderoso que lo mejor es seguir nuestro camino para nivelar más una futura contienda.

Otro detalle interesante es que esos orcos pueden volver de la muerte y si, por ejemplo, le arrancaste los brazos a uno cuando lo ejecutaste, va a aparecer con dos brazos de otro orco y a recordarte que viene a por ti en venganza por tu anterior victoria.

Estos encuentros con los capitanes pueden ser buscados, ya que podemos ir a zonas del mapa donde se encuentran, o pueden ser fortuitos y que nos tiendan una emboscada. El caso es que ellos, gracias al sistema Nemésis, pueden recordar cómo combates y adaptarse con lo que nos obligan a cambiar de estrategia en mitad del combate.

Otro punto interesante del juego son las monturas. Exceptuando el dragón, los otros dos son animales inventados para este juego: el caragor, que viene a ser como una mezcla entre huargo con apariencia de orco, que nos sirve para correr a toda pastilla por el escenario y para poner en problemas a los enemigos cuando saltamos y combatimos a pie pero dejamos que la bestia también luche. Tampoco teníamos noticias de lo que era un graug hasta la llegada de este juego. Y viene a ser una mole ante el cual un troll parece un hobbit. Son duros, no muy aconsejables para el desplazamiento pero tremendamente efectivos para asaltar fortalezas o para combatir ante multitudes. Cuando te enfrentas a un graug hay que llevar mucho cuidado porque lanzan rocas a mucha distancia, con gran precisión y efectuando un daño terrible en la barra de vida. Si te confías de más puedes caer fácilmente ante ellos.

Y por último está el dragón, que es de los últimos poderes que se pueden adquirir para invocar y que tiene el equilibrio perfecto para desplazarte rápidamente por el territorio y al mismo tiempo sembrar el caos entre los enemigos.

También vamos mejorando nuestro equipo conforme se desarrolla el juego con la posibilidad de potenciar determinadas características dependiendo del tipo de joyas que vayamos recolectando. Al combinarlas entre sí conseguimos gemas más poderosas que nos sirven para mejorar las características de nuestras armas o armaduras. Es especialmente atractivo el gran número de espadas y armaduras que puede lucir Talion a lo largo del juego.

En la parte final cuando iniciamos el asalto a la fortaleza de Sauron llega la traición de Celebrimbor al comprobar que el protagonista no está dispuesto a cambiar un tirano por otro tan fácilmente. Llega otro de los giros de la trama en el que Celebrimbor arrebata a Talion el Anillo de la Luz que le mantenía con vida y le deja moribundo. Con lo que no cuenta el espíritu del elfo es con el hecho de que nuestro héroe acaba de derrotar a un Nâzgul y tiene su anillo al alcance de la mano. La sed de venganza es más fuerte que la razón y, sabedor de las consecuencias que tiene ese acto, Talion se pone el anillo. Antes de caer en el mundo de las sombras y convertirse en uno de los Espectros, nos da tiempo a derrotar a Sauron y a impedir la jugada de Celebrimbor pero hasta ahí llegamos porque Sauron pervive y somos reclutados como uno más de los Nueve.

La cinemática final nos traslada al momento en el que Frodo arroja el Anillo regente al fuego del Monte del Destino y destruye todo el poder de Sauron incluyendo aquel que impedía a nuestro espíritu abandonar la Tierra Media. Finaliza el juego con Talion caminando por un verde prado hacia la puesta del Sol.



La sensación que nos deja el juego en líneas generales es que estamos ante un triple A con una valoración cercana al 90 sobre 100 principalmente porque cumple todas las premisas que se le piden a un videojuego de mundo abierto. Es terriblemente divertido, el sistema de combate es muy atractivo, la historia (aunque completamente anticanónica) engancha, los escenarios están bastante conseguidos y especialmente la gran variedad de capitanes orcos que van surgiendo nos dan una gran sensación de profundidad. Es de esos títulos que, al margen de la historia principal, podrías estar jugando horas y horas haciendo misiones secundarias o simplemente buscando más capitanes para ejecutar o someter.

El videojuego tiene algunas opciones online para asaltar las fortalezas de otros jugadores o poner a prueba a nuestros orcos en los pozos de pelea pero sinceramente no he abordado esta opción porque no me parecía atractiva. Creo que está un poco metido con calzador ante la necesidad de que todos los títulos, incluyendo estos que son claramente para un jugador, lleven un modo 'multiplayer'.

Me despido de esta primera revisión de un videojuego, recomendando este título para todos aquellos que todavía no hayan dado el salto PlayStation 5 y esté buscando juegos interesantes de esta generación. Si te gustan los juegos de mundo abierto, especialmente los de aventuras con espadas y arcos, no debes dejar pasar La Tierra Media: Sombras de Guerra. No te arrepentirás.


 

FICHA TÉCNICA

Año de lanzamiento: 2017

Desarrollador: Monolith Productions

Género: Rol / Acción / Mundo abierto

Expansiones

  • Expansión de historia La Desolación de Mordor

  • Expansión de historia La Espada de Galadriel

  • Expansión Némesis Tribu carnicera

  • Expansión Némesis Tribu malhechora

Plataformas: PS4, XBOX One y PC


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