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  • Foto del escritorFrancisco Javier Moñino Gómez

La caída de Gondolin - JRR Tolkien

Podcast mini de Fase 24 con la reseña de 'La caída de Gondolin' de JRR Tolkien. Y a continuación, la transcripción del podcast.


“Mi padre abandonó esta forma y tratamiento esencial y (se podría decir) definitiva de la leyenda, en el mismo momento en el que por fin había llevado a Tuor al lugar desde donde podía “tener una visión de Gondolin en medio de la blanca nieve”. Para mí tal vez sea el más doloroso de sus muchos abandonos. ¿Por qué paró allí?”.



Esta reflexión, y casi diría que confesión, de Christopher Tolkien es la misma sensación que se le queda al lector cuando está leyendo ‘La última versión’ del cuento de ‘La caída de Gondolin’. A pesar de que, viendo el número de páginas que te quedan en el libro sabes que es imposible que la historia se pueda desarrollar tal y como se intuye a través de la lectura, siempre te queda la esperanza de que se produzca el milagro y de que, por arte de magia, sigas leyendo y leyendo sin que la obra termine hasta que llegue al final, con el estilo impecable de JRR Tolkien. Por desgracia, no es lo que ocurre y es tarea del lector unir los puntos del ‘relato original’ y de ‘la última versión’ mas todo el material adicional para hacerse una composición de lo que viene a ser este relato. Esto es la obra vamos a analizar: las partes finales del trabajo inmenso realizado por Christopher Tolkien para unir un puzle infinito dejado por su padre acerca de una de las leyendas más hermosas, y al mismo tiempo más tristes, de la Tierra Media. Realmente lo que vemos es el resultado de un trabajo a medio hacer que nunca llegó a estar terminado. Seguramente, muchos escritores que lean esta obra sonreirán y entenderán al maestro como nadie, pues ellos mismos se habrán visto en alguna ocasión rodeados por sus propios escritos, sin tener muy clara la evolución de la historia y con unos personajes que, en ocasiones, incluso se les rebelan.


 

‘La caída de Gondolin’ es una de las muchas obras póstumas de John Ronald Reual Tolkien, editada y compilada por su hijo y albacea Christopher Tolkien. La edición española nos llega con las magníficas ilustraciones de Alan Lee que nos regala algunas visiones que nos transportan a la acción. Especialmente llamativas son la propia visión del reino de Gondolin, la destrucción de la ciudad, la lucha de Glorfindel con el balrog o la aparición de Ulmo ante Tuor, por mencionar algunas. Minotauro ha realizado un excelso trabajo visual en esta edición y es una lástima que, sobre todo en la parte final del libro, se amontonen una serie de erratas incomprensibles en una editorial de este calibre y en la obra de un autor como Tolkien. Imagino que estará en proceso de revisión para que no se repita en futuras ediciones pues es una pena y es algo devalúa un producto que en fondo y forma es magnífico. No hablo de dos o tres erratas. He contado cerca de diez en las últimas cien páginas, y eso sin buscarlas específicamente.

Más allá de este problema y centrándonos en la historia, debo advertir que no se trata de un libro para cualquier tipo de lector ya que, como hemos comentado al principio, es un cuento inacabado. Mi recomendación es fundamentalmente para los seguidores acérrimos de la obra de Tolkien. Aquellos que ya han leído El Señor de los Anillos, El Hobbit y El Silmarillion y que conocen la estructura de otros libros como Beren y Luthien. Aquí nos encontramos con un relato original de extensión bastante corta, algunas variaciones posteriores y la versión final inacabada. Todo ello acompañado de numerosas explicaciones del hijo del autor que nos ayuda a situarnos cronológicamente en los diferentes momentos en los que su padre iba construyendo el relato, lo abandonaba, lo retomaba o lo modificaba. Todo ello nos ayuda a entender el proceso creativo de un genio al que muchos consideramos como uno de los autores fundamentales del Siglo XX.

Básicamente la historia nos relata el viaje de Tuor, hombre mortal de la casa de Bëor y abuelo de Elrond, hasta el reino escondido de Gondolin. Gracias a la inspiración y la ayuda de Ulmo, uno de los valar más poderosos, Tuor llegará hasta la ciudad, gobernada por Turgon, hijo de Fingolfin y nieto de Finwë. Los elfos noldor, que abandonaron Valinor, se esconden del poder maléfico de Morgoth en su ciudad, inaccesible para los enemigos, pero Tuor llega con noticias de Ulmo avisando del gran peligro que acecha a la seguridad de ese hermoso reino.



Como suele ocurrir en estas leyendas, el aviso de la catástrofe apenas será tenido en cuenta y el hombre mortal se quedará en la ciudad donde se enamorará de la hija de Turgon, Idril, con la que se casará y tendrá un hijo, Earendel, que más tarde será el padre de Elrond. Esta historia de amor será el preludio de la desgracia, pues un elfo, Meglin, que codiciaba el amor de la hija de Turgon será el que finalmente revele a Morgoth la ubicación exacta de Gondolin y los secretos de sus defensas para que pueda preparar un ataque devastador. Un ejército de dragones, balrogs y miles de orcos asedian y destruyen la ciudad y sólo unos pocos conseguirán escapar gracias a un plan de huida ideado por Idril y ejecutado por Tuor.

La historia en general y muchos aspectos en particular como el propio viaje de Tuor, su asociación con Voronwë, un elfo que le acompaña en el último tramo de su camino hacia Gondolin, la traición y la forma en la que las huestes de Morgoth llegan al reino escondido, irán sufriendo modificaciones que el propio Christopher Tolkien nos explicará a lo largo del libro. Una pena que la versión definitiva, aquella en la que JRR Tolkien estaba especialmente inspirado relatándonos con todo lujo de detalles la forma en la que Tuor llegaría a Gondolin nos deje con la miel en los labios justo cuando avista finalmente la ciudad. Una pérdida irreparable que tenemos que recomponer con el relato original en el que se nos cuenta el resto de la leyenda, de forma algo más apresurada, aunque lo suficientemente sólida para que todo buen aficionado a la Tierra Media sienta su curiosidad apaciguada y tenga, al menos, el desarrollo final de la historia. Nos toca agradecerle al hijo del genio su gran labor a la hora de recomponer los manuscritos de su padre y darles el sentido del relato que ahora llega hasta nosotros.

Especialmente emocionante es la narración del propio asedio en el que no podemos evitar la angustia de la destrucción de una ciudad tan bella a pesar de que ya sabíamos lo que pasaría antes de abrir el libro. Y, en lo personal, me quedo con el personaje de Glorfindel y su combate contra el Balrog. El jefe de la Casa de la Flor Dorada es una de mis debilidades de todo el legendarium de Tolkien y su historia es una de las más curiosas de la Tierra Media ya que es el único elfo que volvió desde Valinor una vez fallecido, algo parecido a lo que más tarde acontecería con Gandalf, curiosamente tras la lucha también contra un balrog.


 

Nos hayamos pues ante un libro que tengo que recomendar a todos los grandes seguidores de Tolkien, aquellos que no tuvieron suficiente con las obras de siempre y que quieren aumentar su conocimiento sobre la Tierra Media y sus leyendas. Todo lo contrario ocurre con los lectores que pasaron por El Señor de los Anillos y El Hobbit y que buscan otra historia de ese estilo o aquellos que simplemente quieren un buen relato de fantasía. Aquí están los andamios y el esbozo de lo que hubiera sido una obra a la altura de las publicadas en vida por Tolkien, pero por desgracia no se trata de un relato acabado. Imagino que alguien habrá llegado a este libro pensando que tendría una composición tradicional y habrá quedado decepcionado al encontrarse numerosas explicaciones sobre el propio cuento, algunas variaciones y un relato final inacabado. Esa es una de las razones por las que me he embarcado en esta reseña, para advertir a los amantes de la obra de Tolkien de que aquí tienen un libro de referencia que no puede faltar en sus bibliotecas y al mismo tiempo avisar a los demás de que seguramente este libro no sea lo que buscan. Al menos de momento. Aconsejo siempre empezar por El Hobbit y continuar por El Señor de los Anillos. Llegados a ese punto, un buen lector ya sabrá si le interesa profundizar más en la obra de Tolkien o si ya tiene suficiente.



Cierro este análisis valorando muy positivamente el legado de Christopher Tolkien, que nos dejó el pasado 16 de enero de 2020 y cuyo trabajo ha sido esencial para que los amantes de la obra de su padre hayamos aumentado el ‘legendarium’. Siempre digo que el gran mérito de Tolkien no fueron sus libros publicados en sí, que también. Para mí, su gran legado es la creación de una mitología y de una historia que la narra, con sus dioses, sus razas, sus lenguas, sus mapas enormes y sus historias. Ha sido gracias a su hijo por el que hemos conocido todo ello y hemos podido atisbar la profundidad que se escondía detrás de El Hobbit y de El Señor de los Anillos.

La caída de Gondolin es un ejemplo más pues, aunque el relato no nos haya llegado finalizado, es más que suficiente para conocer una de las grandes historias de los días antiguos de la Tierra Media. Decía Christopher Tolkien que era uno de los abandonos más dolorosos de su padre. Estamos de acuerdo. Pero al menos, gracias a lo que su padre escribió y a su trabajo posterior de edición, ha llegado hasta nosotros el relato de Tuor, el asedio a la ciudad por las tropas de Morgoth y la acción heroica de Glorfindel enfrentándose al balrog, entre otros muchos pasajes que, ahora sí, tenemos compilados en una sola obra.


 

Título: La caída de Gondolin

Autor: JRR Tolkien

Editor: Christopher Tolkien

Ilustraciones: Alan Lee

Editorial: Minotauro - Planeta

Edición de 2019

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